Esta historia fue publicada en colaboración con The Oaklandside y Oakland Voices, como parte de una serie de narrativas en primera persona sobre seguridad pública en Oakland.

Hasta los 13 años fui muy feliz. Y yo creo que estoy ahí, en mi niñez todavía. Un psicólogo en Guatemala me dijo que yo estaba en esa época feliz. Porque después de los 13 años ya no siento mi vida. Siento que no he vivido después de lo que me pasó.

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Nací en Puerto Barrios, en el departamento de Izabal en Guatemala. Éramos cuatro hermanos. Mis abuelitos nos criaron y no nos hizo falta nada, gracias a Dios. En ese momento yo no pensaba en tener hijos, yo pensaba en trabajar para mis abuelos y mis hermanos. Pero mi vida cambió mucho, demasiado.

Si usted o alguien en su entorno está en riesgo, llame o envíe un mensaje de texto al número 988 de la línea de prevención de suicidios para obtener apoyo gratuito, las 24 horas del día, los siete días de la semana; presione 2 para que le atiendan en español. Si usted o alguien que conoce sufre de violencia doméstica, llame al 1-800-799-SAFE (7233) o visite www.thehotline.org para conversar con un especialista. Consulte nuestra Guía de Recursos para más servicios en el Área de la Bahía. 

Mi padrastro quiso abusar de mí. Ese hombre me llevó cuando me faltaban dos meses y medio para cumplir los 14 años. Le tuve tres hijas. Sufrí mucha violencia doméstica. Siete años y medio le aguanté y vivía con ganas de suicidarme. Hasta que una vez me animé y me fui.  Agarré a una hija en brazos aquí y a la otra me la llevé caminando y con la gran panza de la tercera y crucé un puente de hamaca que había en ese tiempo por ahí, en una finca donde estaba. Me quedé sola con mis hijas. Empecé a trabajar —con dos, tres trabajos— porque cuando uno tiene hijos hay más presión de parte de la familia.

Hay personas que no creen en los daños que venimos arrastrando desde la niñez

Nuria Dardón, 60, oakland

En ese momento, 1986, mi doctor me llevó a la ciudad capital, a un hospital grande en Guatemala, con un psicólogo que dijo que yo estaba muy mal. Hay personas que no creen en los daños que venimos arrastrando desde la niñez. Venimos arrastrando muchas cosas. Dicen que cada ser humano tiene un lugarcito oscuro donde guardamos lo que nos ha hecho daño.

Nuria Dardón descansa en la casa rodante de un compañero entre sus turnos de trabajo en una empresa que renta autobuses para fiestas, ubicada en Coliseum Industrial, Oakland, el 20 de octubre de 2023. Crédito: Hiram Alejandro Durán for El Tímpano/CatchLight Local/ Report for America corps member

En el 2005 dejé Guatemala para venirme a Estados Unidos. Me vine solita. Salí un martes a las 6:00 de la mañana hacia México y llegué un martes aquí, como a las 9:00 de la mañana. Ocho días tardé. Y me sentí muy bien, porque yo en mi país era una persona muy miedosa, casi no conocí mi país, no me gustaba salir porque me daba miedo el tráfico y todo eso. Pero también lo que me pasó me ayudó a agarrar valor. Decía: ‘mejor me alejo’.

A mí nunca me gustó estudiar. Yo llegué nomás hasta quinto grado de primaria, porque a mí desde niñita, desde los tres años, dice mi abuelita, me gustaba mucho cocinar. Mi hermano mayor me llevaba dos años, le gustaba cocinar también. De niños me decía: “Venite, vamos hacer la comida de Navidad” y así íbamos aprendiendo. Hacíamos pavos horneados, tamales, un montón de cosas. Así empezamos a crecer los dos. Eran épocas que a la tristeza la dejamos a un lado. Mi anhelo era ser chef. Ya de grande, en el 2005 que dejé Guatemala para venirme para Estados Unidos, logré eso.

Cuando mi hermano falleció, en el 2014, ya no aguanté más. Lloraba por cualquier cosa y me decían que yo era loca, que era rara. Busqué ayuda. También tuve que buscar ayuda, en el 2020. Por teléfono, la psicóloga me dijo: “Usted está muy mal, la voy a referir al hospital”. 

Pegué un frenazo cuando me llamaron al siguiente día, me dijeron: “Si usted tiene pensamientos suicidas mi deber es llamar a la policía, la vamos a tener que internar por lo mínimo unas seis semanas”. Me dio miedo y me pregunté: “¿Qué voy a hacer?”, “Van a llamar a la policía y me van a deportar”, pensé “¿Qué voy a hacer en mi país?”. Pero me llamaron de Casa del Sol [de La Clínica de la Raza] y me invitaron a los grupos cerrados del Centro Cultural, empecé ir en febrero de 2021.

Cómo El Tímpano escuchó esta historia

Nuria Dardón es suscriptora de El Tímpano desde 2021. En su mayor parte, sus respuestas a los mensajes enviados por El Tímpano han consistido en un estándar “Gracias por compartir esta información”. Sin embargo, en abril, Nuria respondió con un mensaje más detallado, compartiendo su experiencia personal. Nuestra reportera comunitaria, Vanessa Flores, realizó una serie de entrevistas telefónicas para conocer más sobre su historia.

No sé cómo explicar cuánto me han ayudado esos grupos a valorarme y amarme, a entender que somos iguales todos, que Dios a todos nos ama. Los pensamientos que yo tenía en el 2020 pues poco a poco los fui alejando de mi mente. Los grupos son los lunes y los viernes es en el jardín. Ahí platicamos, llevamos alguna cosita cada uno para compartir, celebramos el cumpleaños del mes. Cada semana yo quiero que ya llegue el viernes para hacer algo de comida para compartir y voy a mañanear para ir a comprar y hacer tal y tal cosa para mi grupo. 

Yo trato de no faltar. Le prometí a mi hermano buscar mi personalidad, pero no se lo he cumplido. Es un proceso en el que uno mismo tiene que aprender y adaptarse, no pensar en lo que diga la gente, enfocarse en estar feliz. Hacerle huevos, como decimos en mi país, y ser feliz, como era antes.

Mi Historia es nuestra serie de narrativas en primera persona que amplifica las voces de nuestra comunidad. Si usted está interesado en compartir su vivencia con nosotros, escríbanos un mensaje de texto al número (510) 800-8305.

Vanessa Flores is a Bay Area-based journalist and video producer. She recently graduated from UC Berkeley’s Graduate School of Journalism. At UC Berkeley, her reporting varied from extremism, police misconduct, education, and immigration. During her time at Cal, she also worked as a data researcher for KQED and as a podcast producer for the Latinx Research Center. Through her work, she hopes to elevate the different experiences of the communities she serves.